La Policía de Fronteras logró un decomiso poco habitual el pasado sábado en el cantón de La Cruz, Guanacaste, al impedir el ingreso al país de un millonario cargamento de libros y cuadernos. El operativo tuvo lugar en la zona primaria del puesto fronterizo de Peñas Blancas, en la frontera con Nicaragua, como parte de las revisiones rutinarias que realizan las autoridades para combatir el contrabando.
Detalles del decomiso
El contrabando fue detectado en los gaveteros de un autobús que viajaba desde Peñas Blancas con destino a San José. Durante la inspección, los oficiales encontraron 1.267 libros de distintos tipos, con un valor estimado en 4,5 millones de colones.
El cargamento era transportado por un ciudadano nicaragüense de apellido Mayorga, quien reside legalmente en Costa Rica. Sin embargo, al solicitarle los documentos que acreditaran el pago de impuestos correspondientes, Mayorga reconoció que no contaba con la documentación requerida, ya que los libros habían sido ingresados de forma ilegal al territorio nacional.
Acciones de las autoridades
Ante la falta de respaldo legal para la mercadería, la Policía de Fronteras procedió a:
- Incautar los libros.
- Remitir el cargamento a la Policía de Control Fiscal, entidad encargada de continuar con las investigaciones necesarias y determinar las acciones legales correspondientes.
Impacto del contrabando
Este caso refleja los esfuerzos de las autoridades costarricenses para combatir el contrabando y garantizar el cumplimiento de la normativa fiscal. El ingreso de productos sin declarar no solo afecta la recaudación de impuestos, sino que también genera competencia desleal en el mercado local, perjudicando a quienes operan dentro del marco legal.
Compromiso con la legalidad
La Policía de Fronteras reafirma su compromiso de proteger las fronteras del país, garantizando que se cumplan las leyes fiscales y comerciales. Este operativo es un ejemplo más del trabajo conjunto entre distintas entidades para prevenir la evasión de impuestos y proteger la economía nacional.
Este tipo de controles seguirán realizándose de manera rigurosa, demostrando que las fronteras costarricenses no son un terreno fácil para el contrabando.