El presidente de El Salvador, Nayib Bukele, dio un giro radical al sistema educativo al nombrar a la capitana de las Fuerzas Armadas, Karla Trigueros, como ministra de Educación. Su primera medida fue instaurar reglas estrictas de disciplina en los centros educativos públicos, que incluyen asistir con uniforme limpio, cabello corto y saludar respetuosamente a los docentes.
Las disposiciones buscan recuperar la autoridad en las escuelas, muchas de las cuales en el pasado fueron terreno fértil para el reclutamiento de pandillas. En los últimos meses, el gobierno denunció intentos de reorganizar maras en colegios y la captura de al menos 40 estudiantes ligados a estas estructuras.
La normativa ha generado reacciones divididas. Padres de familia han respaldado la medida y algunas alcaldías incluso ofrecen cortes de cabello gratuitos para apoyar a las familias. Sin embargo, voces críticas, como la abogada de derechos humanos Jayme Magaña, señalan que las condiciones económicas de muchos hogares dificultan cumplir con estas exigencias.
Bukele defendió la decisión en redes sociales asegurando que “para construir el El Salvador que soñamos, debemos transformar por completo nuestro sistema educativo”.
En varios centros de San Salvador ya se realizan inspecciones a la entrada de clases: estudiantes forman fila, son revisados por maestros y, en caso de incumplimiento, reciben charlas sobre la importancia de la disciplina.