El presidente de El Salvador, Nayib Bukele, encendió las alertas en Centroamérica al revelar públicamente que un avión cargado con 400 kilogramos de cocaína habría despegado desde Costa Rica, antes de ser interceptado por las autoridades mexicanas en el estado de Colima.

A través de su cuenta oficial en la red social X (antes Twitter), Bukele indicó que la aeronave perdió contacto con los radares pocos minutos después de despegar de suelo costarricense, sobrevoló el océano Pacífico centroamericano y fue localizada posteriormente por la policía mexicana, que logró detenerla con tres tripulantes a bordo, todos de nacionalidad mexicana.

El hallazgo de la droga, valorada en millones de dólares en el mercado internacional, se dio tras un seguimiento coordinado por las fuerzas de seguridad mexicanas. Sin embargo, lo que más ha generado controversia es que, hasta el momento, las autoridades costarricenses no habían informado oficialmente sobre la salida del avión ni de su posible vínculo con el narcotráfico.

Reacciones y posibles implicaciones

La revelación hecha por Bukele ha generado incomodidad diplomática y fuertes cuestionamientos sobre los controles aéreos en Costa Rica, país que tradicionalmente ha mantenido una imagen de cooperación en la lucha contra el narcotráfico.

El gobierno costarricense aún no se ha pronunciado oficialmente sobre el caso, aunque se espera que en las próximas horas el Ministerio de Seguridad Pública y la Dirección General de Aviación Civil emitan un informe sobre las condiciones en las que la aeronave habría abandonado el país.

Expertos en seguridad regional advierten que el uso de pistas clandestinas y aeronaves pequeñas para el transporte de droga desde Centroamérica hacia México y Estados Unidos ha ido en aumento, y este caso expone nuevamente la vulnerabilidad aérea en la región.

Contexto regional

El decomiso se suma a una serie de operativos recientes que demuestran cómo el narcotráfico utiliza rutas cada vez más sofisticadas y complejas, incluyendo vuelos ilegales entre países del istmo. En años anteriores, El Salvador, Guatemala y Honduras también han sido señalados como puntos de tránsito clave.

El presidente Bukele ha sido especialmente activo en denunciar este tipo de hechos como parte de su política de mano dura contra el crimen organizado, mientras que en Costa Rica crecen las preocupaciones sobre los vacíos en la supervisión aérea y la corrupción en estructuras locales que podrían estar facilitando estos vuelos.