La obesidad es un problema en aumento que afecta a millones de personas en todo el mundo, incluyendo a niños y jóvenes. Las malas costumbres alimenticias y la falta de actividad física están contribuyendo a una crisis de salud pública. Sin embargo, los padres pueden tomar medidas para proteger a sus hijos y fomentar hábitos saludables desde temprana edad.
Un problema en crecimiento
Según la Federación Mundial de Obesidad (FMO), en su informe «Atlas de la Obesidad 2022», en los próximos siete años la obesidad tendrá un impacto devastador en muchos países, incluido Costa Rica. Se estima que aproximadamente 2.252.190 habitantes alcanzarán un índice de masa corporal (IMC) de entre 30 y 40 kg/m2, lo que los coloca en la categoría de obesidad grado I y II, según la Organización Mundial de la Salud (OMS).
La obesidad es un factor de riesgo para enfermedades cardiovasculares, cáncer y diabetes. Lo más preocupante es el aumento de casos en niños y jóvenes, lo que podría desencadenar complicaciones de salud a edades cada vez más tempranas.
Soluciones y orientación nutricional
Ante este panorama, la Clínica de Nutrición de la Universidad Hispanoamericana ofrece servicios de orientación nutricional para ayudar a padres y niños a adoptar mejores hábitos alimenticios. Este servicio permite generar menús saludables, variados y atractivos, especialmente ante el inicio del curso lectivo.
El doctor Sergio Mora, coordinador de la Clínica de Nutrición de la UH, explicó que tanto profesores como estudiantes avanzados de la Escuela de Nutrición atienden al público sin restricciones de edad o condición de salud. El único requisito es el compromiso de seguir las recomendaciones para mejorar la calidad de vida.
Cómo ayudar a sus hijos a alimentarse mejor
Las estudiantes Melany Zamora y María José Villalobos, de la Escuela de Nutrición, recomiendan involucrar a los niños en la preparación de sus alimentos. Esto les permite conocer sabores, texturas y beneficios nutricionales, lo cual es especialmente útil para preescolares con poco apetito.
Una alimentación balanceada debe incluir:
- Frutas y verduras
- Carbohidratos saludables
- Semillas y cereales bajos en azúcar
- Lácteos bajos en grasa
- Proteínas magras como pollo, pescado, cerdo, huevos, garbanzos y lentejas
El papel del desayuno y las meriendas saludables
El inicio del curso escolar supone un cambio en la rutina de los niños, lo que requiere mayor concentración, creatividad y memoria. Una alimentación adecuada favorece el desarrollo de estas capacidades.
Fomentar el hábito de desayunar es clave para proporcionar energía y mejorar el rendimiento escolar. Estudios internacionales han demostrado que un desayuno completo ayuda a prevenir la obesidad y a mejorar la función cognitiva.
“La clave para un buen desempeño está en comenzar el día con un desayuno equilibrado. Los niños no deberían esperar hasta el recreo para comer. Después de varias horas de ayuno nocturno, necesitan fuentes de energía para un buen funcionamiento cerebral”, explicó María José Villalobos.
Entre los mejores alimentos para un desayuno nutritivo destacan:
- Gallo pinto, tortillas, arepas y plátano maduro
- Pan integral
- Proteínas como huevos y queso
Para las meriendas, se recomienda optar por opciones saludables como jugos naturales, batidos, sándwiches con proteínas, así como trozos de frutas y vegetales.
Un compromiso por la salud
Proteger a los niños de la obesidad requiere un esfuerzo conjunto entre padres, educadores y profesionales de la salud. Fomentar hábitos saludables desde la infancia no solo previene enfermedades, sino que también mejora la calidad de vida a largo plazo.