Un polémico caso ocurrido en el colegio San Felipe, en la ciudad de Piura, Perú, ha generado un intenso debate en redes sociales y medios educativos de América Latina.
El docente Daniel Mendiola fue grabado mientras golpeaba a un estudiante, acusado de acosar de forma reiterada a un compañero. El incidente ocurrió frente al grupo durante una clase y rápidamente se viralizó.
En un inicio, el profesor fue separado de su cargo de forma preventiva, mientras se realizaba una investigación interna. Sin embargo, días después fue absuelto y reincorporado a sus funciones.
El colegio justificó su decisión alegando que el docente actuó en una “situación límite” tras múltiples advertencias no atendidas sobre el bullying.
“No me arrepiento de nada”, Lejos de mostrar arrepentimiento, el profesor Mendiola defendió su actuar a través de redes sociales. “Ser profesor no es solo llenar cuadernos, es enseñar valores. Si tuve que hacer justicia por un niño indefenso, lo volvería a hacer”.
Agradeció el respaldo de los padres de familia y reiteró que seguirá enseñando con firmeza y respeto.“El respeto debe ser base en el aula. Como profesor seguiré enseñando desde la disciplina y la verdad”, publicó.

División de opiniones
Aunque recibió respaldo de gran parte de la comunidad educativa, también hubo críticas por el uso de la violencia. En una reunión extraordinaria, el colegio decidió expulsar al alumno agresor y brindar atención psicológica al menor afectado.
El director de la institución señaló: “No promovemos la violencia, pero entendemos que el profesor actuó en defensa de un menor”.
Reflexión desde Costa Rica
El caso enciende alertas también en Costa Rica, donde el Ministerio de Educación Pública ha implementado protocolos para abordar el bullying desde una perspectiva psicoeducativa. Aun así, varios docentes afirman sentirse desarmados frente a la violencia escolar.
¿Puede justificarse la agresión en nombre de la justicia? ¿Es el respaldo popular suficiente para validar este tipo de acciones? ¿Qué papel real juegan las instituciones en prevenir el bullying antes de que se convierta en una tragedia?
Este caso pone sobre la mesa una conversación urgente: cómo garantizar entornos escolares seguros sin cruzar los límites éticos ni legales de la educación.