Un estudio revela que la mayoría vive en condiciones precarias, pero también destaca su aporte al desarrollo local.
Un reciente informe de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) revela que la población migrante y refugiada en la Zona Norte del país enfrenta múltiples barreras estructurales que limitan su desarrollo y bienestar.
Según el estudio, un 59% de las personas encuestadas se encuentra en situación de movilidad humana es decir, migrantes, solicitantes de refugio o refugiados— y más de la mitad de ellas trabaja en el sector informal, sin acceso a seguridad social ni garantías laborales.
Las mujeres migrantes son las más afectadas, ya que el 80% se encuentra desempleada, lo que agrava su situación de vulnerabilidad social y económica.
Ante este panorama, la ONU y sus distintas agencias en Costa Rica impulsan un programa integral para fomentar el desarrollo sostenible en la región, el cual incluye acciones en educación, empleo, atención psicosocial, y acceso a servicios básicos.
No obstante, el informe también subraya que, a pesar de las dificultades, la llegada de migrantes ha generado un impacto positivo en el desarrollo local. “Gracias a su presencia, se han construido calles, escuelas, acueductos y se ha dinamizado la economía local”, destaca el documento.
En el marco de la campaña “Paz sin Fronteras”, la ONU hace un llamado a las autoridades nacionales y locales a reforzar políticas de inclusión, promover la regularización migratoria y abrir espacios de diálogo, con el fin de garantizar una convivencia armoniosa y respetuosa de los derechos humanos.
Este estudio busca visibilizar la realidad de miles de personas que, en busca de mejores oportunidades, han contribuido significativamente al progreso de las comunidades que los han acogido.