El mundo del entretenimiento y el deporte está de luto. Hulk Hogan, ícono de la lucha libre y una de las figuras más influyentes en la historia de la WWE, falleció este jueves a los 71 años, según confirmaron medios estadounidenses como TMZ.

Con su imponente físico, carisma arrollador y estilo inconfundible, Hogan —cuyo nombre real era Terry Gene Bollea— marcó una época dorada en la lucha libre profesional. Para millones de fanáticos alrededor del mundo, fue mucho más que un luchador: fue un símbolo cultural, un héroe del espectáculo y el alma de una generación que creció repitiendo su célebre frase: “Say your prayers and eat your vitamins, brother.”

Su ascenso comenzó en los años 80, cuando se convirtió en la cara visible de la entonces WWF (hoy WWE). Protagonizó combates históricos junto a leyendas como André the Giant, Randy “Macho Man” Savage y The Ultimate Warrior, consolidando su lugar como figura central del fenómeno conocido como Hulkamania.

El legado de Hogan trasciende el cuadrilátero. Participó en películas, series de televisión, videojuegos y campañas publicitarias, convirtiéndose en un ícono de la cultura pop. Fue pieza clave para el crecimiento global de la lucha libre como espectáculo de masas, llevando el deporte a nuevas audiencias y generaciones.

A lo largo de su carrera, ganó múltiples campeonatos mundiales y fue exaltado al Salón de la Fama de la WWE en 2005, un reconocimiento a su impacto tanto dentro como fuera del ring.

No obstante, su vida también estuvo marcada por episodios controversiales, incluidos conflictos legales, escándalos personales y problemas de salud derivados de décadas de exigencia física. A pesar de estos desafíos, su influencia perduró intacta y su nombre se mantuvo como sinónimo de lucha libre.

Hulk Hogan no fue solo un personaje, fue una era. Su legado como pionero, ídolo y embajador del deporte vivirá eternamente en la memoria colectiva de millones que vibraron con sus hazañas. La Hulkamania no morirá con él, seguirá viva en cada fanático que alguna vez soñó con ser invencible.