En declaraciones desde su residencia en Mar-a-Lago, el presidente electo Donald Trump anunció este martes su intención de cambiar el nombre del Golfo de México a «Golfo de Estados Unidos».

“Vamos a cambiar el nombre del Golfo de México a Golfo de Estados Unidos, que suena muy bien. Ese nombre cubre mucho territorio, el Golfo de Estados Unidos. Qué hermoso nombre. Y es apropiado”, afirmó Trump ante los medios.

El anuncio generó reacciones inmediatas en el ámbito político. La representante republicana Marjorie Taylor Greene expresó su respaldo a la propuesta y aseguró que presentará una legislación para oficializar el cambio.

Estaré presentando legislación ASAP (lo más pronto posible) para cambiar oficialmente el nombre del Golfo de México a su nombre legítimo: ¡el Golfo de Estados Unidos!”, publicó Greene en X.

Críticas a México y promesas de medidas contundentes

Durante la misma conferencia, Trump reiteró su postura crítica hacia México, señalando que el país está “controlado por los cárteles” y calificándolo como “un lugar muy peligroso”. También insistió en su llamado a reforzar la seguridad fronteriza y amenazó con imponer aranceles si México no colabora para frenar la inmigración ilegal.

“México está en peligro, y debemos actuar para proteger nuestra frontera y a nuestro país”, afirmó.

El anuncio ocurre en medio de tensiones diplomáticas entre ambos países. han intentado comunicarse con el Gobierno mexicano, liderado por la presidenta Claudia Sheinbaum, para obtener su respuesta, pero aún no ha emitido comentarios oficiales.

Una propuesta polémica y su trasfondo

El Golfo de México, un cuerpo de agua compartido por Estados Unidos, México y Cuba, es una de las regiones geográficas más emblemáticas del continente. Cambiar su nombre a «Golfo de Estados Unidos» podría generar disputas internacionales y simboliza el enfoque unilateral de Trump hacia temas relacionados con la región.

La propuesta refuerza la retórica nacionalista que caracteriza al presidente electo, y se enmarca dentro de sus esfuerzos por priorizar los intereses de Estados Unidos en las relaciones internacionales. Sin embargo, el cambio enfrenta importantes obstáculos legales y diplomáticos antes de convertirse en realidad.

Con las primeras reacciones divididas entre apoyo y críticas, el anuncio promete ser otro capítulo controvertido en el mandato del próximo presidente estadounidense.