14 de abril, 2025 | Redacción

Hoy se conmemoran 52 años del terremoto de Tilarán, un evento sísmico que sacudió Costa Rica en la madrugada del 14 de abril de 1973. Con una magnitud de 6,5, este terremoto se convirtió en uno de los más recordados del siglo XX en el país, tanto por su intensidad como por las consecuencias humanas y materiales que dejó a su paso.

El epicentro se localizó cerca del poblado de Río Chiquito, una de las zonas más afectadas. Los fuertes movimientos de tierra provocaron numerosos deslizamientos, especialmente en áreas montañosas, lo que complicó el acceso a las comunidades y elevó el número de víctimas.

En total, 23 personas perdieron la vida, 13 de ellas en las cercanías de Río Chiquito. Varias más resultaron heridas, lo que movilizó a los servicios de emergencia y voluntarios para brindar asistencia en condiciones muy difíciles.

A nivel estructural, el impacto fue evidente. La catedral de Tilarán sufrió daños importantes, incluyendo grietas en las paredes, rotura de ventanales y caída de objetos. En la comunidad de Tronadora, la torre de la pequeña iglesia colapsó, cayendo sobre el techo del edificio religioso.

El sismo también afectó la infraestructura básica: se reportaron daños en varios kilómetros de líneas de transmisión eléctrica y telefónica, así como la ruptura de tuberías de agua potable, lo que dejó a muchas comunidades incomunicadas y sin acceso a servicios esenciales durante días.

Este evento se mantiene en la memoria colectiva como un recordatorio de la vulnerabilidad sísmica del país y la importancia de la preparación ante desastres naturales.