El pueblo de Tilarán se enorgullece de contar con un hijo que ha llevado el nombre de su tierra muy alto, dejando una huella profunda de amor y servicio a los demás: el Dr. Víctor Álvarez Murillo, quien suma más de 42 años dedicados a la medicina.
Su gran vocación y sentido social lo llevaron a escoger una profesión desde la que pudiera servir a los demás. Uno de los recuerdos más significativos en su vida profesional es el caso de un niño que llegó al hospital con el brazo amputado dentro de una bolsa de hielo. La situación exigía actuar con rapidez, confiar en sus habilidades y convencer a sus colegas de que era posible reimplantar el brazo, una operación jamás realizada antes en Centroamérica. Años después, el Dr. Álvarez volvió a cruzar caminos con aquel niño, ahora convertido en adulto, a quien le extendió nuevamente su mano solidaria ayudándolo a conseguir empleo en seguridad en la Clínica Bíblica.

En 1994, su carisma, empatía y compromiso con su comunidad lo llevaron a ser elegido diputado en la Asamblea Legislativa, donde continuó trabajando por el bienestar de todos los costarricenses. Durante su gestión, impulsó y promovió la Ley 7756, conocida como la Ley de Beneficios para los Responsables de Pacientes en Fase Terminal y Personas Menores de Edad Gravemente Enfermas, aprobada en mayo de 1998. Esta legislación concede licencias y subsidios a personas cuidadoras, brindándoles un alivio fundamental para acompañar a sus seres queridos hasta sus últimos segundos de vida.
A pesar de la importancia de esta ley, no fue fácil convencer a su bancada ni a diputados de otras fracciones. Sin embargo, los resultados hablan por sí solos:
- 10,799 licencias por fase terminal
- 5,605 licencias por menor gravemente enfermo
- 13,597 licencias extraordinarias
En total, 27,880 personas se han beneficiado hasta hoy, sin embargo, esta cifra puede multiplicarse por 4.
Su experiencia diaria como médico lo inspiró a luchar por esta ley, pensando especialmente en madres e hijos que enfrentan momentos de gran vulnerabilidad. Una vez más, la mayor retribución que ha recibido el Dr. Álvarez ha encontrado un espacio en su corazón, pues sabe que ha dejado un legado de amor, servicio y solidaridad para todas las personas que encuentran en esa ley un pequeño alivio en medio de tanto sufrimiento.

Más allá de sus logros legislativos, el legado del Dr. Álvarez continúa alimentando su espíritu solidario. Desde hace poco más de un año, y a pesar de ser su único día libre, ofrece consultas médicas los domingos en el Centro Médico Apuy, destinando todos los ingresos —alrededor de 15 millones de colones— a apoyar causas sociales como escuelas, clínicas, hogares de ancianos, iglesias y más.
El Dr. Álvarez nos invita a todos a sumarnos a este espíritu de solidaridad y apoyo, soñando con un cantón donde cada persona pueda vivir mejor. Él nos recuerda que, con un corazón generoso, juntos podemos construir un futuro más justo y lleno de esperanza para Tilarán.